LOS CAPRICHOS DE LA IMAGINACIÓN

Aunque todavía no he abordado el guión técnico por escrito, si que he ido proyectando mentalmente cómo quiero rodar alguna de las escenas. Y resulta curioso descubrir las dificultades de realización que esconden algunas de ellas, que inconscientemente, supongo, no he sabido o querido reconocer cuando escribía el guión.



En la escena 2 un coche circula por la carretera, de noche, con tres personas hablando en su interior, hasta que una luz de un coche que circula en sentido contrario les sorprende frontalmente. En mi cabeza, a pesar de saber que en la planificación la escena ocurre al anochecer, he recreado una y otra vez la conversación de las 3 personas a plena luz del día, con los rostros bien reconocibles, y los planos de contexto del vehículo en la carretera también, con luz, ¡que bonitos!, y sin embargo, un momento después unas luces les deslumbran en la oscuridad. De día y de noche a la vez. Me estoy haciendo un lío. La imaginación tiene estas cosas.

Repasando las posibilidades de realización para esa escena, de pronto, he reparado en este obvio error. Y es que si quiero que al anochecer una luz deslumbre frontalmente a los integrantes de la escena, apenas debería haber luz en el interior del vehículo. Y si no hay apenas luz... ¿cómo ilumino sus rostros? Ahora tengo dos alternativas, una preguntar y aprender cómo iluminar de manera creíble sus rostros, y la otra, cambiar las luces que deslumbran por otra situación equivalente, con sus ventajas e inconvenientes, y rodar con más luz de atardecer. Así que ya tengo preocupación para unos días.

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